No aparecen las llaves de la puerta de la cochera y la cochera no se puede abrir.
La casa está llena. La casa hay que vaciarla y la forma más fácil de hacerlo es por la puerta de la cochera, ahora que todo está en su estudio.
Un joven de Huesca viene hoy a por el tórculo. Nos pregunta muchas cosas sobre el material y las técnicas pero no sabemos nada. Siento no haber observado más su trabajo. Parece que cuando algo es cotidiano, una no se da cuenta de su valor.
Grababa sobre zinc, con un espejo delante, los muros de su pueblo. Ahora sólo duerme, mientras las escaras se apoderan de su piel quieta. Pobre papá, pobrecito.
Qué miedo perderse así por dentro.